Tanto si hay alteraciones visuales de otra índole como si no, en algunos casos hay presente un problema de percepción visual. Ésta consiste en la capacidad del cerebro para procesar e interpretar adecuadamente la información visual que le llega (formas, distancias, colores, orientaciones, etc.). La percepción visual se compone de diversos aspectos (integración vsuo-motora, memoria visual, percepción de figura-fondo, discriminación visual, etc.). Cuando una o varias de estas capacidades no están adecuadamente desarrolladas el individuo no puede extraer de las imágenes que captan sus ojos (aunque éstas sean buenas) la información que necesita para desenvolverse convenientemente en su entorno: puede tener problemas para interpretar los signos gráficos (letras, números), y en consecuencia, para entender lo que lee, para comprender las reglas ortográficas, para asociar significados a las palabras, para retener la información (memorizar), para organizarla, etc.
Todos esos déficits limitan enormemente las capacidades intelectuales reales del paciente.
Por tanto, son disfunciones que afectan directamente al desarrollo y el aprendizaje de los niños.
El tratamiento indicado en estos casos es terapia visual, sin que haya otra alternativa que pueda tratar la raíz del problema.