Cuando hablamos de errores o defectos refractivos nos referimos a la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo.
Son el resultado de un desarrollo inadecuado de la foma de la córnea en relación a la que debería ser teniendo en cuenta el resto de parámetros del ojo como sistema óptico (longitud axial, profundidad de cmámara anterior y potencia óptica del cristalino, fundamentalmente). El resultado es que la imagen formada por dicho sistema no se enfoca en la retina, sino por delante o por detrás de ésta. De esta forma, la imagen que llega a la retina se encuentra desenfocada, borrosa. Si la imagen se enfoca pro delante de la retina, hablamos de miopía; si lo hace por detrás, hablamos de hipermetropía. por su parte, el astigmatismo se da cuando el sistema tiene distinta potencia en un eje y en el perpendicular, lo que provoca deformación de la imagen. El astigmatismo puede estar presente en combinación con miopía o con hipermetropía.
El desarrollo de los defectos o errores refractivos es un proceso dinámico que sufre grandes cambios en los primeros 5 años de vida. Es importante conocer estos cambios y saber cuando y cómo se debe prescribir una corrección y cuando el error refractivo es parte del desarrollo normal, y cuando solo necesita un seguimiento.
Desde el período neonatal, según el lactante se expone a estímulos visuales, el sistema visual madura, lo que conlleva una progresión en la agudeza visual y en la estereopsis, el desarrollo de la fusión binocular, la mejora del enfoque a diferentes distancias (acomodación) y el control de los movimientos oculares. Paralelamente a esta maduración funcional, el ojo crece y cambia su capacidad refractiva en un proceso denominado emetropización, desde una hipermetropía fisiológica hasta un ojo maduro anatómicamente sin defecto de refracción, que suele darse durante los primeros 5 años de vida. Ese proceso ideal no se da en todos los sujetos, ni en todos los ojos y por ello existen los defectos de refracción.
Se produce un defecto de refracción cuando los rayos luminosos que entran paralelos al ojo, no se enfocan en la retina con el ojo en situación de reposo (sin acomodación). Existen tres defectos principales: miopía, hipermetropía y astigmatismo. Mientras que la emetropía es la condición ocular ideal sin ninguno de los defectos señalados.
Si los rayos luminosos paralelos se enfocan por detrás de la retina con el ojo en situación de reposo (sin acomodación), decimos que hay hipermetropía y los problemas surgen en la visión de cerca, aunque si el problema refractivo es importante, también ocasiona problemas en lejos, ya que para ver nítido necesita usar la acomodación.
En el astigmatismo existen diferencias en la potencia de refracción de los diversos meridianos del ojo. Cuando es importante, distorsiona la visión de cerca y de lejos.
En la miopía, los rayos de luz paralelos se enfocan delante de la retina y los problemas principalmente, surgen en visión de lejos.
¿Cómo se solucionan?
La forma más habitual de corregir los errores refractivos es mediante lentes oftálmicas, es decir, gafas. En muchas ocasiones también es una buena opción la corrección mediante lentes de contacto (lentillas); esta alternativa presenta ventajas que pueden ser interesantes para muchos pacientes, si bien siempre debe ser supervisada por un profesional especialista (contactólogo). La disciplina que se ocupa del estudio y utilización de las lentes de contacto es la contactología. Actualmente, la gran variedad de materiales de fabricación, diseños y condiciones de uso disponibles en lentes de contacto permiten su utilización en la inmensa mayoría de pacientes y para aplicaciones que van más allá de la corrección de defectos refractivos (complicaciones port-quirúrgicas, deformidades, presbicia, control de progresión de la miopía, etc.). Más información.
Otra posibilidad es recurrir a la cirugía refractiva. No obstante, no todas las personas pueden recurrir a esta solución, ya que dependerá de diversos factores que, en este caso, deben ser valorados por un oftalmólogo. Existen varias técnicas quirúrgicas disponibles; la mayor parte se basan en la modificación de la forma de la córnea mediante cortes extremadamente finos y controlados por ordenador. Pese a los avances de la técnica quirúrgica en los últimos años, es importante saber que como toda cirugía, no está exenta de riesgos y que las potenciales complicaciones, aunque raras, pueden ser graves para la salud del ojo.La gran ventaja de la opción quirúrgica es que permite de evitar la necesidad de gafas o lentillas. Por otro lado, es muy difícil que la calidad de visión que se consigue tras la corrección quirúrgica pueda igualarse a la obtenida por medio de lentes oftálmicas o de contacto, que suele ser superior. Ello deberá tenerse en cuenta por cada persona y, en especial para determinados profesionales que sean exigentes con su calidad visual.